martes, 11 de enero de 2011

DANZANTE DE TIJERAS


ANDAHUAYLAS, CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS ALTAMIRANO

El rito mágico del danzak.

El espíritu de la montaña. En “La agonía de Rasu Ñiti”, Arguedas narra con fervor cómo la danza de tijeras pasa de un danzante a otro.

Por: María Ulfe

“Se puso el pantalón de terciopelo, apoyándose en la escalera y en los hombros de su mujer. Se calzó las zapatillas. Se puso el tapabala y la montera. El tapabala estaba adornado con hilos de oro. Sobre las inmensas faldas de la montera, entre cintas labradas, brillaban espejos en forma de estrella. Hacia atrás, sobre la espalda del bailarín, caía desde el sombrero una rama de cintas de varios colores”. Así comienza Arguedas a describir la transformación del indio Pedro Huancayre en Rasu Ñiti, un danzak (danzante principal) de tijeras. El wamani, su padre, lo ha llamado a través de su emisario, un cóndor gris con la espalda blanca. Rasu Ñiti se levanta, se viste, pide que vengan los músicos. Ellos acompañan con sus acordes la despedida de Rasu Ñiti.

DANZA DE COMPETENCIA

En “La agonía de Rasu Ñiti” (1962), Arguedas describe el momento culminante de la danza de tijeras y la tensa relación entre el danzak y el wamani, el espíritu de la montaña. Con gran conocimiento etnográfico y con gran pasión, Arguedas narra la complejidad de la danza de tijeras, una danza de competencia, que se practica en parejas (un danzante principal y otro secundario) en muchas comunidades andinas, sobre todo en Ayacucho y en Huancavelica, para celebrar fiestas del agua o fiestas patronales. En Andamarca, provincia de Carmen Salcedo, Ayacucho, por ejemplo, la población espera la llegada de la fiesta del agua para ver el atipanakuy o enfrentamiento de los danzantes de tijeras. Luego de la bendición del agua que se da en los primeros días de la limpieza de los canales, cuando se suelta el agua de la acequia, continúa la bendición de las semillas y la elección de los nuevos cargos para el año próximo. Inmediatamente después de la ceremonia todos los participantes retornan al pueblo a preparar el ambiente para la competencia de los danzantes que se realizará en la plaza central.

Sigue Arguedas, “Rasu Ñiti vio a la pequeña bestia. ¿Por qué tomó más impulso para seguir el ritmo lento, como el arrastrarse de un gran río turbio, del yawar mayu este que tocaban Lurucha y don Pascual? Lurucha aquietó el endiablado ritmo de este paso de la danza. Era el yawar mayu, pero lento, hondísimo; si, con la figura de esos ríos inmensos, cargados con las primeras lluvias; ríos, de las proximidades de la selva que marchan también lentos, bajo el sol pesado en que resaltan todos los polvos y lodos, los animales muertos y árboles que arrastran, indeteniblemente”.

RESISTENCIA Y DESTREZA

Las cuatro parejas de danzantes representan cada uno de los barrios de Andamarca y se ubican en las esquinas de la plaza. La intensidad aumenta conforme pasa la tarde. La secuencia de pasos de baile da lugar a los actos de magia que a su vez son sucedidos por pruebas acrobáticas y de faquirismo. Un momento culminante es cuando los danzantes suben a la torre de la iglesia y se deslizan en una cuerda al centro de la plaza. El público los recibe con trago y aplaude sus destrezas.

En el cuento, Arguedas añade a la secuencia de pasos de baile uno más que es conocido como yawar mayu (río de sangre) el cual cruzan los muertos en su recorrido al Qoropuna. Una tonada profunda dramatizará el momento en que Rasu Ñiti deja de existir. Pero la danza no desaparece, al contrario, quedará incorporada en la memoria del discípulo Atok Sayku, quien espera la manifestación del wamani en su cuerpo. Así se transmite el conocimiento, la memoria, en los Andes.

No se trata de una memoria escrita. Es un conocimiento vivo, oral y visual; actuado y representado.

TODOS LOS CUERPOS

Las trayectorias de los danzantes son importantes para descubrir cómo se reproduce lo cultural y cómo se construye la idea de comunidad o localidad (como la andina) en un escenario global. Las presentaciones y concursos de danzantes de tijeras aglutinan migrantes, principalmente andinos, en la ciudad de Lima, y peruanos, en general, en festivales en el extranjero. Los danzantes ya no serán solo hombres, ahora también bailarán las mujeres y los niños. Entender lo que significa la danza como creadora de localidad en esta nueva situación global es una investigación pendiente.
Profesora de Antropología en la PUCP. Coordinadora de internacionalización en la Escuela de Graduados e investigadora del Instituto de Etnomusicología de la misma universidad.

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