Educación y lingüística
Enseñanza bilingüe. A partir de una mesa redonda con diversos especialistas, JMA reclama una educación bilingüe en las comunidades quechuas y aimaras.
Por: José María Arguedas*
[*] El Dominical, 29 de diciembre de 1963. Fragmento.
1. Se ha confundido casi invariablemente alfabetización con castellanización. Pretender que la alfabetización de un pueblo en un idioma extraño que interpreta un mundo cultural diferente no es racional. El fracaso de la escuela peruana en las áreas monolingües aborígenes se ha debido al grave error de haberse tratado de imponerle el castellano. Por consiguiente, es necesario que el Estado adopte una política lingüística adecuada a la realidad del país, que debe fundarse en un estudio previo de los idiomas, estudio que se ha iniciado ya y que debe continuarse de acuerdo con los principios de la lingüística moderna, disciplina que forma parte de la antropología cultural. [...]
2. No es acertado considerar las lenguas aborígenes de la población andina como un simple instrumento para la castellanización. Dichas lenguas pueden constituir, al mismo tiempo que un instrumento para alcanzar la castellanización real y legítima, un medio de expresión suficientemente adecuado y vasto para el desarrollo pleno de las poblaciones monolingües. [...] El quechua y el aimara han demostrado contar con recursos lexicográficos suficientes para expresar conceptos muy elaborados correspondientes a culturas europeas. [...] La incorporación de muchos términos castellanos para la interpretación exacta de algunos conceptos nuevos es otra prueba de la flexibilidad de estos idiomas que logran integrar en su estructura elementos lingüísticos ajenos con los cuales se han enriquecido.
3. De esta forma se liberaría a las poblaciones aborígenes del automenosprecio por sus tradiciones y lengua que viene acentuándose en forma creciente y perturbadora [...]. La liberación indicada llevaría al estudiante y al hombre monolingüe hacia el conocimiento legítimo, real y profundo del castellano en lugar del torpe, deprimente y casi cruel que está obligado ahora a emprender ocasional y fragmentariamente.
4. Las experiencias realizadas hasta el presente para la alfabetización de las poblaciones aborígenes de los Andes han sido empíricas e imperfectas, no iluminadas y fundadas por un plan científico experimentalmente sustentado.
Por tanto, hace falta llevar a la práctica varios planes de experimentación en lugares diferentes y con personal especializado, antes de trazar una política general a este respecto. La colaboración de lingüistas y antropólogos con los educadores es necesaria para capitalizar las enseñanzas que resulten del proceso mismo. […] Es posible encontrar profesores hablantes del quechua y aimara que bien podrían cumplir esta tarea con eficiencia y devoción.
La educación comprende el estímulo de todas las fuentes de creación y de conocimiento y de las normas que condicionan la conducta [...]. Ella debe ser calculada teniendo en cuenta los valores propios de cada cultura y no proponer al educando estímulos que no comparte y menos aquellos que lo lleven hacia el desgarramiento de su tradición, pues de ese modo, se provoca un peligroso desconcierto en la mente y conducta del alumno […].
6. La política educativa y lingüística a seguir debería estar orientada, en cuanto se refiere a las poblaciones andinas que hablan solamente idiomas aborígenes, por el principio de que deben convertirse en pueblos bilingües que dominen el castellano con la misma propiedad que su lengua materna [...].
Se ha tratado, muy frecuentemente, al intentar alfabetizar a los quechuahablantes monolingües y a los aimaras, como a personas sin patrimonio cultural, almas vacías a las que se debía llenar con conocimientos y normas que lograran hacer de ellos individuos “conscientes” y “cultos”. Hay en esta concepción un superado prejuicio [...].
El bilingüismo pleno ofrecerá un camino abierto a las poblaciones indígenas ahora monolingües hacia el dominio en cuanto la sabiduría humana universal ha creado para servirse del mundo externo y de las exploraciones realizadas en el conocimiento del hombre, y alcanzar de este modo la mayor perfección posible y su nivelación con el hombre más altamente cultivado, en cuanto se refiere en el desarrollo múltiple en el campo de la técnica y las posibilidades de invención y creación.
Entonces podrá hablarse de “integración”, de identificación profunda con el Perú en cuanto nación. Debemos tener en cuenta que la vasta alfabetización de las lenguas europeas solo se realizó en el curso del siglo pasado, y más exactamente entre los años de 1820 y 1850; y que existen naciones bilingües entre las que rigen el pensamiento y las ciencias humanas.
[*] El Dominical, 29 de diciembre de 1963. Fragmento.
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