jueves, 24 de septiembre de 2009

APORTE A LA HISTORIA CHANKA

LA LUCHA POR URANMARCA.
Sabine Hyland Ph.D.
Hoy en día Uranmarca, en el distrito del mismo nombre, provincia de Chincheros, departamento de Apurímac, es un pueblo pequeño y encantador con vistas al magnífico río Pampas.

Los restos de las ruinas incaicas están esparcidas por el paisaje de Uranmarca, desde la "fortaleza" circular de Muyu-muyu, entre el pueblo y el río, hasta la estructura de muchos cuartos de Moyabamba, cerca del antiguo camino real incaico.

De acuerdo a las antiguas tradiciones locales, estos sitios incaicos fueron construidos por el legendario gobernador Inca Apu Cusi Coyllur. Aunque Uranmarca parezca remoto ahora, en el pasado Guamanga (Ayacucho) y los "cuatro repartimientos" de Uripa, Ocobamba, Cayara y Ongoy tuvieron reñidas luchas legales por el control de este pueblo.

Documentos coloniales históricos en Cuzco descubiertos por el Proyecto Arqueológico Andahuaylas atestiguan que Uranmarca fue en alguna ocasión uno de los centros de comercio más prósperos en la región, un lugar importante de descanso en el camino concurrido de Andahuaylas a Vilcashuamán.

En 1556, solamente treinta y tres años después de la caída de Tahuantinsuyu al el cabildo de Guamanga hizo una petición al ejército de Pizarro para ser el propietario del tambo de Uranmarca. La petición fue patrocinada por García de San Miguel, un vecino de Guamanga, quien demandó que Guamanga fuera permitido controlar todos los tambos sobre el camino real desde Lima a Guamanga a Cuzco. Cuatro años mas tarde, su deseo fue otorgado, excepto para el tambo de Uranmarca.

El Virrey Toledo decretó que el tambo de Uranmarca podría permanecer bajo el control de los "cuatro repartimientos" de Uripa, Ocobamba, Cayara y Ongoy. Por lo tanto, estos cuatro poblados continuaron compartiendo todas las tarifas pagadas por los mesoneros y mercaderes de Uranmarca. El decreto de Toledo también permitió a estos cuatro pueblos controlar el comercio en Uranmarca, suministrando alimento y otros bienes a viajeros que pasaban por ahí.

Documentos coloniales indican que el administrar Uranmarca era un negocio lucrativo, ya que este poblado poseía uno de los únicos puentes sobre el río Pampas de la región. Uranmarca atraía una corriente constante de viajeros, quienes paraban en el tambo por comidas y provisiones, frecuentemente pasando la noche en alguno de los mesones locales.

Cien años más tarde, en 1669, el cabildo de Guamanga una vez más trató de reclamar la propiedad del tambo de Uranmarca, haciendo petición al Corregidor de Andahuaylas, Don Tomás Basquez de Velasco, para tener derecho al tambo. El cabildo de Guamanga argumentó que necesitaba las tarifas del tambo ya que el cabildo era pobre. La petición indicaba que el cabildo de Guamanga podría proporcionar mejores servicios a los visitantes que los ofrecidos por los líderes nativos de los cuatro repartimientos.

Inmediatamente los caciques de los cuatro repartimientos – Don Lorenzo Talaverano de Cayara, Don Salvador Guaraca de Uripa, Don Pedro Tisi de Ongoy y Don Luis Moco de Ocobamba – respondieron con su propia petición al Corregidor, reclamando que sus comunidades habían poseído los derechos al tambo por mas de noventa y cinco años. Don Basquez estuvo a favor de los caciques de los cuatro repartimientos, rechazando los reclamos del cabildo de Guamanga. El Tambo de Uranmarca se quedaría en las manos nativas, bajo el control nativo.

Sin embargo, los documentos indican que un cambio grande había ocurrido con el tambo de Uranmarca entre 1569 y 1669. En algún momento dentro de ese periodo, el puente sobre el río Pampas pasó al encargo de Uripa. El llamado "tambo de Uranmarca" también fue movido a Uripa. Como dice el texto, "el tambo de Uranmarca que hoy está en Uripa por la mudanza de la puente y camino real."

Entonces, hacia mediados del siglo diecisiete el tráfico que en algún momento había pasado por Uranmarca a Vilcashuamán, ahora se movía de Uripa a Guamanga. El pueblo actual de Uranmarca ya no tenía el mismo nivel de comercio (Los cuatro repartimientos ya no tenían jurisdicción en el pueblo de Uranmarca).

Las construcciones incas importantes alrededor de Uranmarca quedan como testigos de la jerarquía de la comunidad en los tiempos incaicos y temprano-coloniales.

Este pasado glorioso es revivido cada noviembre en las celebraciones de Uranmarca Raymi, llevado a cabo en la "fortaleza" de Muyu-muyu en la imponente belleza del valle del río Pampas.

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