domingo, 25 de julio de 2010

EL CUY


EL CUY, ES UN TODOTERRENO

Arturo Gutiérrez Velasco

Sí, me refiero al Cavia porcellus, nuestro cuy, a ellos, cuya notoriedad va en aumento, no sólo porque su carne es la de mayor contenido proteínico de las carnes habidas y por haber, sino porque ya figuran en los diarios, tiras cómicas, la tevé, cine, deportes más importantes y ojito, ceja y pestaña, no son de los ingenuos. A los Cuyes, llamados también “conejillos de Indias”, (cobayos domésticos), a los que proceden de nuestros antepasados los incas, a los mamíferos roedores que se criaron en Sudamérica.

A los cuis o cuys como se les dice en plural. A los animalitos sin cola que nerviosos corretean en gran porcentaje en las casas de las cocinas en provincias o se crían en jaulas. Se reproducen cada dos meses y son la envidia de muchos mortales que sueñan con ser como los machos de esa especie: “cututos”, porque según las técnicas de crianza a cada macho le corresponden diez hembras, selectas, las mejores...

.Adivinos, deportes, gastronomía, política…
Recientemente, con dotes de adivino, el cuy “Jimmy” se convirtió en el competidor suramericanos del pulpo “Paul”, que predijo el triunfo de España en el Mundial de Futbol. Aunque tuvo sus reveces, se mantiene y guarda su poder de profetizar.

También en otros deportes como el box, son perfectos los “mauro minas”, cuyes de gran tamaño y pronto desarrollo, indican los buenos criadores.
Están incursionando en todos los campos; en la medicina los de color negro, son hábiles curando los males en los que nuestros galenos muchas veces tiran la esponja, “no hay como una buena pasada de cuy para el susto”, aseguran las sabias matronas.

En la gastronomía, son múltiples las formas en las que se exhiben en los acontecimientos sociales, en cualquier presentación son bien apreciados: chaqtado, pepian, frito, a la parrilla, enrollado, o en caldo. De cualquier manera la atención se centra en ellos y es tanta la admiración que para comer en la mayoría de los casos los tratan amicalmente con un buen apretón de dedos, con las manos, como debe ser con personajes tan populares.

Sin querer siempre están metidos en política, en los pueblos de la sierra son los encargados de recibir con papas doradas, cervezas o cañita de aguardiente a los candidatos de todos los bandos. Con mucha sabiduría no se definen; pacientes escuchan sus discursos, los de siempre, en los que todo ofrecen cuando sean elegidos, sonríen y hasta se carcajean con sus promesas de ser honrados, departen con ellos en la plaza del pueblo, luego pasan al salón comunal y de acuerdo a la importancia del personaje están enteros o por partes.

Financistas, prensa, cine, televisión..
Por su emoción social y espíritu de solidaridad siempre intervienen en los grandes proyectos, así están integrando la ciudad con el campo, están dando el ejemplo de los que menos tienen más dan.

Así, modestamente, constituyen el pilar para la captación de fondos para reconstrucción del templo que organizan las Hermandades, financiar la ampliación de terrenos para los colegios. También en las festividades patronales. En los carnavales, son los engreídos de los “carguyocc o mayordomos”, quienes recomiendan: “Tienen que servirse del perol al plato, calientitos”…

Trabajan en el cine provistos de la más moderna tecnología y equipamiento de investigación, son la “FUERZA G”. Unos altamente entrenados conejillos de Indias que descubren que la suerte del mundo ¡está en sus pequeñas garras!, con mucho carisma y una extrema pasión por el peligro nos liberan de todo riesgo. De igual forma, desde el año 80 sus aventuras son narradas en diferentes medios de prensa.

Están encumbrados por Juan Acevedo en sus tiras cómicas; es despierto, dicharachero, sociable, toca temas de la vida diaria; machismo, feminismo, crisis política, totalitarismo y otros temas.


Ya están en otros continentes; en conservas, enrollados, naturales en los principales mercados. También los hay en los hogares, como mascotas, los ofertan a 20 dólares cada uno.

Son generosos, quieren ver felices a sus amigos, departir con ellos, participar en sus obras, hacer realidad sus sueños... Ese es el señor cuy, nuestro amigo...

Aclaración necesaria… Pero, cuidado, no los confundan con las ratas, estas tienen una fea cola, pertenecen a la familia de los Múridos, son incompatibles, tienen otro ADN, las hay de color gris, (Rattus norvegicus), o la rata negra (Rattus rattus), son asolapadas, viven en los albañales, en los sumideros de los almacenes y hasta con saco y corbata en los edificios públicos. Cuídense, trasmiten enfermedades, algunas reaparecen en tiempo de elecciones, saben cómo camuflarse no permita que ingresen a sus hogares, menos intervengan en política, es fácil distinguirlas... por sus huellas...

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