POR QUIEN VOTAR...
Arturo Gutiérrez Velasco.
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nte la inminente realización del proceso electoral Municipal y los numerosos candidatos ya inscritos, surgen innumerables dudas y vacilaciones en el electorado, por las peculiares condiciones de nuestros postulantes y cuadros políticos en la arena.
Esto se agudiza con la marginación, postergación y la desinformación por lo que han surgido a nivel del país una serie de nuevos movimientos, sin trayectoria y con planteamientos poco conocidos.
La opción en muchos casos, es la de votar por personas o grupos que se forman alrededor de personas. Sobre esto hasta el momento del voto, caben una serie de reflexiones sobre las condiciones, que deben reunir los candidatos, sobre ello nos preguntamos:
¿Por quien votar? , y ¿Qué representante queremos?..
Lo primero; buscamos a quienes posean altos valores morales, tales como honradez, veracidad, vocación de servicio al pueblo, desprendimiento... Que conozca las necesidades y potencial del departamento, la provincia o distrito, que tenga planteamientos claros y soluciones claras a los problemas de la población.
No está demás considerar y analizar a más de ideas, trayectoria, capacidad de trabajar en equipo a quienes lo acompañen en su lista, a ellos muy cuidadosamente debemos evaluar, y con los que resulten elegidos regidores representando a otras opciones. Que convoquen al pueblo a plantear ideas y reclamos y sean permeables y receptivos.
Es fundamental evaluar la propuesta de los candidatos, si éstas plantean políticas, estrategias y planes para ordenar, regular y promover el desarrollo regional, de la provincia o distritos, en todos sus aspectos: físicos, sociales, económicos y ambientales, en forma inmediata, a mediano y largo plazo.
Parecen ser muchos criterios a observar, pero debemos ser exigentes y muy analíticos con quienes han de ocupar el Sillón en cada caso. Tenemos tiempo, votemos con la razón y el entendimiento, sin caer en el engaño de la promesa fácil o de la promesa del empleo futuro, pensemos bien...por quien votar y que autoridad queremos...
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