“NAVIDAD EN EL ANDE”
Cuento escrito por mi señora madre Luisa Velasco de Gutiérrez, en su libro LLaqtay.
Más allá de un risco, donde anidan los cóndores, el viento mece el “hiru hichu”, donde pastan llamas, ovejas y el tiempo se pierde...
Allá, donde el humo gris se filtra de las chozas combadas, allá donde vive “mama Akila”, la única partera de esas punas, cerquita nomás, de su hija Tioka, que está en “sirvinakuy”, con Gabinucha Qespe.
Una tarde Tioka, cargada de papas, visitó a su madre, estaba embarazada, su vientre levantaba las polleras, mostrando sus rodillas regordetas y “Kharkas”. La madre le increpó:
- ¡Tioka!, no has debido traer ese “q’epe” tan pesado, ya estás en tu tiempo.
- Mamay, es nuestra “Michka”, las primeras papitas que hemos sembrado con Gabinucha, tienes que probarlas.
Se hizo la noche; una ventisca fría agitaba los pajonales, las cumbres se llenaron de una neblina oscura, el viento aullaba en coro con los “allqos”, los relámpagos escudriñaban a través de los techos de paja. Las puertas de “waka qara” en constante charr, char... los truenos rompiendo el silencio.
Tioka, dormía agitada... empezó a sentir dolores, no fueron muchos. Akila encendió la lumbre del fogón; llamó a Tobiascha, su otro hijo ordenándole:
- ¡Pon un cuero de llama en el suelo, siéntate en esa patilla, agarra de la cintura a tu hermana...
- Tioka, arrodíllate y agárrate del cuello de tu hermano y ¡Puja!, ¡puja! fuerte... después de un tercer pujo, se deslizó el bulto, viscoso, chillón... Akila, rápidamente.. lió con un chumpi el estómago de la parturienta balbuceando…
- Hay que apretarle para que no suba la “madre” (el útero), a todas las mujeres de la región he atendido yo nomás.
Con un pedazo de tiesto filudo cortó el cordón umbilical, anudándolo con una hebra de su hilado. Lo bañó en agua helada, haciéndolo chillar, lo secó apenas.
Recogió unas polillas pegadas a los madejones, las desmenuzó en el “puputi”. Desnudo, envuelto en un pedazo de bayeta, lo entregó a su madre, que le ofreció como dos moras maduras sus pezones hinchados de calostro.
- Mamay, Gabinucha se va a alegrar mucho, de este hijo varón, le ayudará en la chacra, tenemos un “tayta” más en el ayllu. Y se quedó dormida con la wawa en los brazos.
Un nuevo día, el cielo de un azul cobalto, la nieve resbalando en copos, rompiendo las telarañas, el sol bifurcándose en pequeños arco iris, en las aguas cuajadas, la paja en sus débiles hilos enhebrando gotas de rocío como perlas, engalanando la garganta de los cerros. La naturaleza toda, brillando como bañada en purpurina, y adentro bajo un techo de paja, un niñito recién nacido, desnudo, los animales mansos, husmeando en la puerta.
No es acaso una estampa navideña?. Una réplica de aquel acontecimiento de Belén...?... un advenimiento así en la vida hace pensar, que estos niñitos son pequeños Cristos, y que siempre se deberían llamar: ¡JESUS!.
Sólo un día guardó cama Tioka, con el niño a sus espaldas, con pasitos menudos, se perdió en la fronda de los pajonales que se habrían abrazándola y, como homenaje a éste advenimiento, la cordillera de los andes como una procesión de mujeres de polleras violáceas y blancas “llijllitas!” en a cabeza, desfilando hasta perderse en infinito bajo el palio azul, sereno de ese cielo de los Andes.
kharkas: sucia Allqos: perros.
Q´epe: bulto en la espalda
Michka: primera siembra.
Waka qara: cuero de vaca. Puputi: ombligo.
Wawa: hijo, criatura.
Llijllitas: mantas en la espalda.
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